21 de diciembre de 2009

1.- NYC: Central Park


Hay mil cosas que ver en Central Park, así que he hecho una ruta, que es la que solía realizar cuando venía alguien a visitarme... De todos modos, siempre recomiendo que se visite en fin de semana, sobretodo entre abril y septiembre, ya que el parque se ve en su mayor esplendor: la gente juega a beisbol en el Great Lawn, las familias hacen picnics en el césped, los runners corren alrededor del reservoir, hacen muchos espectaculos en las varias explanadas...
Para mi, la mejor zona es la sur hasta el Reservoir. Es posible pasarse un día entero visitando el parque, porque dentro de la ruta puede entrar el MET; personalmente uno de los mejores museos de NYC...
Entrar por la entrada de la 5ª avenida, donde se puede hacer una breve parada a la tienda de juguetes FAO Swartz, frente a la entrada del parque, cuya puerta esta custodiada por un gran oso.
Pasear alrededor de The Pond, desde donde hay sitios que se ve el Hotel Plaza.
Si es invierno, estará el Wolman Rink (pista de hielo), que ha salido en innumerables películas.
Al seguir por el camino hasta The Dairy, a la derecha dejaréis el zoo. The Dairy es una especie de casita victoriana de madera, donde se venden souvenirs del parque y podéis conseguir mapas de éste. Cierra los lunes. Abre de 10 a 17. Al lado del Dairy hay The Carousel, un carrousel de madera y que cuesta 2$ el viaje.
Volvemos al camino por el que llegamos a The Dairy y tras cruzar una de las travesías del parque, llegamos a The Mall, un paseo literario y famoso. Está llena de esculturas literarias y cubierto por altos árboles. Siempre está el mismo saxofonista, que recuerdo con mucho cariño al pasear por allí.
Al final de The Mall llegamos a Bethesda Terrace y Bethesda Fountain. Desde allí hay una bonita foto del lago, donde se puede montar en bote.
Desde aquí nos desviamos un momento a la izquierda para visitar Strawberry Fields, un pequeño jardín con un mosaico, en honor a John Lennon, que fue asesinado en el Dakota Building, justo al lado de los jardines.
Volvemos a cruzar el parque hacia el Conservatory Water, rodeando The Lake. Allí encontraréis unas esculturas en honor a Hans Christian Andersen. La más famosa: Alicia en el Pais de las Maravillas.
Seguimos recto hasta llegar al Metropolitan Museum of Art.

Desde aquí hay dos posibles caminos a seguir, dependiendo de la hora y del hambre que se tenga, ya que siempre que hacía esta ruta pasaba a comer o a merendar por Café Lalo.

La 1ª ruta es visitar primero el MET, aunque esta visita no permitiría ver la puesta de sol desde la terraza del museo... Sea como sea hay muchas cosas para ver:

The Turtle Pond, Belvedere Castle, Shakespeare Garden, Delacorte Theatre, Swedish Cottage y The Great Lawn.

En Delacorte Theater se realizan obras de Shakespeare gratuitas en verano, aunque las colas para conseguir entrada son espectaculares.
Desde Belvedere Castle encontramos de las mejores vistas desde el parque.
También tenéis la opción de hacer un picnic en The Great Lawn.
Sea cuando sea que visitéis el MET, hay muchas cosas por ver y podéis pasaros dos días allí... priorizad aquellas salas que més os gusten: la parte egipcia y la romana son muy buenas. Por cierto, la entrada es gratis, aunque pongan precio. Se trata de un precio recomendado de 12 $, pero yo siempre pago 1$ por dar algo y ya puedes entrar. Que no os dé vergüenza!
La terraza del MET abre de finales de abril a finales de octubre: de 10 a 16:30 de martes a jueves, y hasta las 20:30.
Como guinda del pastel y nunca mejor dicho, hay que hacer un parón para comer, merendar o cenar en el Cafe Lalo, del que ya hablé en el primer capítulo.

25 de noviembre de 2009

1.- New York, I love you

Si alguien me preguntara cual es mi ciudad favorita, sin duda respondería Nueva York por muchos motivos. Creo que tiene tanto que ofrecer que cada uno la puede vivir a su manera. Mis maneras de vivirla han sido varias. Definitivamente no me quedo con la más turística de 5 días y 6 noches, pero es lo más evidente, que la primera vez que se visite la gran manzana, se vean los grandes mitos de la ciudad.
Así que mi propuesta va a ser una mezcla con los típicos recorridos, pero añadiendo aquellos sitios que para mi tuvieron un gran encanto mientras viví allí.

Cosas prácticas, consejos y detalles antes del viaje...

En cuanto a fechas: personalmente me encanta la ciudad entre primavera y verano. La mejor época: finales de junio o septiembre. Hace buen tiempo sin llegar al bochorno insoportable y ya se realizan todas las actividades veraniegas que tanto te permiten disfrutar de Manhattan.

En cuanto a vuelos: no hace falta decir que cuanto antes compres el billete más económico te va a salir... Si ves algo entre 400 y 500 euros, cómpralo immediatamente. Es prácticamente imposible conseguir algo más barato. A ser posible, evita el aeropuerto de Newark. Está en New Jersey y se tarda bastante más en llegar a la isla. Mejor JFK, que incluso el metro te une con Manhattan. Para pasar la aduana son algo estrictos. Please, no hagáis fotos en la aduana, el pasaporte en regla y electrónico, cumplimentad la nueva solicitud de entrada a través de internet (https://esta.cbp.dhs.gov/esta/esta.html?_flowExecutionKey=_cBFD885AB-C14E-2BF9-EDF6-2EA14456732D_k3C34517A-80E7-D509-F4EF-FA38902F6400) y llevad dólares desde España.

En cuanto a alojamiento: la verdad es que hay todo tipo de alojamiento en NY. Allí funciona por letras y no por estrellas, pero lo recomendable, sino vas en plan hostel es coger un mínimo de C ó C superior. Las habitaciones de hotel suelen ser muy pequeñas y a veces no te caben ni las maletas... Si alguien quisiera una recomendación, se puede poner en contacto conmigo, aunque la oferta es enorme.

Otras cosas útiles que se me ocurren: creo que cada vez es más generalizado el hecho de que no se necesite el inglés en NYC, ya que el número de hispanos crece cada año y en cualquier establecimiento siempre hay personal de habla hispana. Si salís de fiesta, llevad siempre el pasaporte. En cualquier pub o discoteca nocturna os lo van a pedir por el tema de las bebidas alcohólicas a menores. Acostumbraos a fumar en la calle (la parte buena es que no hueles a tabaco cuando llegas a casa y que conoces a mucha gente en la puerta del local). Si vais a cenar a sitios conocidos, reservad por teléfono. Se crean unas colas impresionantes según en que restaurantes de moda. En cuestión de discotecas, la mayoría y más fashion van por listas vip. Es complicado que dejen entrar a los guiris a no ser que tengas amigos allí. Yo sigo recibiendo invitaciones semanales, así que puedo reenviarlas para quien quiera. No hace falta parecer un guiri con mapa, cámara y cara de perdido. La gente es muy amable, pero también hay gente que os puede tomar el pelo. Es una ciudad grande y hay delincuencia como en todos los sitios. Intentad evitar por la noche aquellos rincones o parques por los que no pase ni un alma.
El metro funciona a todas horas, bien! Recordad llevar un par de adaptadores de corriente para poder cargar móviles, cámaras, portátiles o lo que sea. Llevad tarjeta de crédito (la de débito no funciona) y es posible que la necesiteis para alguna reserva.

En cuanto a compras:
  • Tecnología: Yo siempre compro todo el tema de fotografía, etc en 2 tiendas, de propietarios judíos y que tienen web, para comprobar precios desde aquí: B&Photovideo y J&R. Tened en cuenta que los precios publicados no tienen las tasas incluidas, que estan alrededor de un 8,5%. Si buscas teléfono o MP3, aprovecha y pásate por el Apple Store. La diferencia entre los Ipods de aquí y de allí es importante. Aunque evitad el de la 5ª avenida. En el Soho (Prince street) o en la calle 14, no hay tanta cola. Id con cuidado con los dvd, etc... el sistema americano es NTC mientras que el europeo es PAL. También tened en cuenta que la corriente eléctrica es distinta y hay aparatos que requerirán un adaptador de corriente en España, sinó no tendrán suficiente potencia para cargarse, como pasa con la Nintendo DS.

  • Ropa: Entre que el cambio dólar-euro nos favorece y que es ya de por si una ciudad barata, hay mil sitios donde comprar por mejor precio que en España... Estan los famosos outlets, como Century 21st (delante de la zona cero) o Macy's (en pleno midtown). También se encuenta Broadway, entre el Village y el Soho, donde encuentras muchas tiendas como Levi's, GStar o Calvin Klein o tiendas en las que venden varias marcas.

En cuanto a restaurantes:

Hay ofertas de todos los gustos, precios y paises. La verdad es que en NYC no te mueres de hambre. El mito de que se come mal, es efectivamente un mito. Si quieres comida basura, la vas a tener, como se encuentra aquí. Pero también encuentras muchos locales de comida rápida y sana.

Tened en cuenta el tema de las propinas, por favor. No se trata de algo voluntario. Allí los salarios base son muy bajos y el sector servicios recibe casi la mitad de su sueldo de las propinas. Dadlas siempre después de pagar la cuenta para aseguraros que se la quedaran los camareros y no el jefe. Hay que dar entre un 15% y un 20% de la cuenta. Se que en España no se acostumbra tanto, pero allí es practicamente una obligación y si no lo hacéis es posible que os lleguen a pedir explicaciones o os pregunten si os han servido mal. Conozco a gente a la que han llegado a perseguir por la calle, así que si no queréis pasar un mal trago... haceros a la idea de esos dólares de más.

En EUA se publica cada año la guía Zagat (http://www.zagat.com/newyork), que es como una guia Michelin a la americana. Encontraréis restaurante con la pegatina donde se recomienda el local por la guia. Los americanos la toman como referencia muchas veces a la hora de comer.

En muchos restaurantes las cenas suelen salir más caras que los almuerzos. Ah! Y tened en cuenta que si pedís vino, la cuenta llega facilmente a duplicarse!

Voy a recomendar aquellos a los que fui y que a me gustaron. Los precios que pongo son algo medio, pidiendo plato grande o primero a compartir y segundo...

Balthazar (Soho, Comida francesa). Los fines de semana, mejor reservad o tendréis que esperar un poco. Se acostumbra a hacer el brunch los sábados y domingos. Al lado hay una pastelería diminuta con un gran encanto. Echad un vistazo y es probable que acabéis comprando algo, aunque es posible que os claven un poco. Brunch y almuerzo entre 20 y 30 €. La cena entre 40 y 80 $. Podéis reservar por internet y tenéis los menús: http://www.balthazarny.com/

L'Express (Flatiron District, Comida francesa). Yo fui a cenar y no está mal para estar en Park Avenue. Poca luz, mesas de madera y poco espacio entre ellas. Entre 20 y 30 $. Cené bien: http://www.lexpressnyc.com/index.php

Pastis (Meatpacking District, Comida francesa). Yo aprovecharía a ir un día que salgáis de fiesta por el barrio, ya que hay muchos locales y es la zona de moda. Reservad en fin de semana para cenar!!. La hamburguesa que me comí estaba buenísima. La gente, de lo más fashion. Entre 20 y 40 $, dependiendo si vas a sandwiches o plato: http://www.pastisny.com/index.php

Lombardi's (Little Italy, Italiana). Si queréis probar las pizzas de la pizzeria más antigua de NYC, venid aquí. Las hay mejores, pues han vendido más historia que buena comida y han ido perdiendo con el tiempo. Pero el local no está mal y cuando yo vivía allí las pizzas eran bastante buenas. Lo recomendé a amigos y me dijeron que ha perdido un poquito. De todos modos, es más económica que los típicos italianos de Mulberry... Sobre unos 20 $. http://www.firstpizza.com/home.html

Tia Pol (10th Avenue -Chelsea-, Española). Es un bar de tapas con un éxito brutal entre los neoyorquinos. Hay que esperar bastante para cenar algunos días. Se come genial, por si echáis de menos unas tapitas españolas. No es caro, pero si que es diminuto.http://tiapol.com/index.html

Pipa (38st 19th street -Flatiron District-, Española). Lo que más me gustó de este restaurante de tapas españolas es el ambiente del restaurante. Se come español, pero para nada la decoración lo es. Me sentí muy a gusto y comí genial. Alrededor de 30 $.http://www.pipa-nyc.com/index.html

Yaffa Cafe (97 Saint Mark's Place, East Village, Internacional). Es uno de mis favoritos... por el barrio, por la decoración funky/frikie, por la comida, por el precio... Abren las 24 horas y es bastante conocido por NYC. Si buscas algo pijo o romántico abstente de venir. Alrededor de 20 $. http://www.yaffacafe.com/index.html

Cafe Lalo (201 West 83rd street, Upper West Side, Brunch y postres). Mi sitio favorito de NYC para tomarse un brunch un día que no sea fin de semana o desayunar uno de sus maravillosos postres con un buen café con leche. Vivía muy cerca y me pasé unas cuantas mañanas sentada en la barra de la ventana, mirando la gente pasar y escuchando música. Creo que es un must cuando se visita la parte norte de Central Park. Además, vivireis una de las escenas de "Tienes un email" allí mismo. Alrededor de 20 $ el brunch. http://www.cafelalo.com/

Peep (Prince st, Soho, Thai). Me quedó un buen sabor de boca en este tailandés de moderna decoración, donde los platos son impresionantes y tienen gran decoración. Alrededor de los 30$. http://www.peepsoho.net/home.html

Sylvia's (Harlem, Soul Food). La verdad es que hay que comer soul food almenos una vez en la vida. Este restaurante es el más conocido de NYC cuando hablas de comer en Harlem, aunque hay otros menos transitados y con una comida igual de buena. Se han hecho muy famosos gracias a las guias y forman parte de las rutas turísticas que van a Harlem. Alrededor de 15$.http://www.sylviasrestaurant.com/#

Grimaldi's (Dumbo, Pizza). Se dice que es una de las mejores pizzerias. Lo mejor: coger pizza para llevar e ir al parque que queda bajo el puente de Brooklyn para comérsela en uno de los bancos con unas vistas impresionantes del skyline. Sobre los 15 $ la pizza. http://www.grimaldis.com/2/Index.htm

He intentado encontrar si el Bed estaba abierto, ya que es un restaurante al que se puede ir en plan romántico y comes en una cama. Pero creo que ya está cerrado... Estaba por Chelsea y subías en ascensor a un 6º piso de un edificio de viviendas y allí te encontrabas el restaurante, algo caro, pero muy chulo.http://nymag.com/listings/restaurant/bed_new_york/

Katz's Deli (Houston st, Lower East Side, Deli/Jewish). Ideal para comer un kosher, un bocadillo de pastrami con un plato lleno de patatas fritas y rodeado de fotos de famosillos que han ido allí a comer. Es auténtico, con su embutido colgando por todas partes. El modo de pagar, peculiar, es al final, cuando sales. Hay que guardar el ticket que te dan. Muy barato! http://www.katzdeli.com/

Veselka (2nd Aven., East Village, Ucraniana). Esta especie de mezcla entre deli y restaurante de especialidad ucraniana tiene mucho encanto. Además, está en medio del meollo si se quiere salir de fiesta underground más tarde. Nosotros lo visitamos alguna noche de vuelta de fiesta, cuando el hambre aprieta a altas horas de la madrugada. Abierto las 24h. Entre 10 y 15 $. http://www.veselka.com/

Quieres un diner auténtico? Ve al Empire Diner. Cené allí una noche de fin de año una superhamburguesa con patatas fritas. Es auténtico americano y lo habrás visto en mil postales. Entre 15 y 20 $. Es tan retro!!! http://www.empire-diner.com/

Que decir de la comida japonesa en NYC? La verdad es que hay muchos restaurantes y en todos se come genial!!






9 de octubre de 2009

5.- Costa Rica: La buena estrella en Manuel Antonio

La mañana en Quepos se presentaba bastante aburrida. Queríamos encontrar un modo de llegar a Sierpe al día siguiente visitando previamente Manuel Antonio a primera hora. Además, debíamos entregar el coche este día en la agencia.

Nos pusimos manos a la obra. Nos despertamos para tomar un desayuno bastante pésimo, que entraba dentro del precio del hostel. Lo único que valió la pena fue la Morphos que estuvo revoloteando a nuestro alrededor durante un rato.

Luego empezamos a informarnos de posibles vias para llegar a Sierpe, que no fuera a las 7 de la mañana. La única opción posible, que no fuera una combinación de autobuses bastante peligrosa o un shuttle privado por 25 dólares, que sólo tardaba una hora, era pagar 130 dólares por un taxi privado, que se comprometía a salir sobre las 11 de la mañana, para que nos diera tiempo a visitar el parque.

Ester y yo fuimos a hablar con el chico de la agencia de Thrifty para ver a que hora podíamos dejar el coche y cual fue nuestra sorpresa que habíamos calculado mal los días y debíamos entregarlo al día siguiente. Le explicamos la situación, de que el parque estaba cerrado, que queríamos visitarlo, pero que debíamos estar en Sierpe como muy tarde a las 15:00 h del día siguiente para pillar la barca que nos llevaba a Bahía Drake. El chico, muy amable, nos dijo que la única opción de llegar a Sierpe saliendo más tarde de las 8 de Quepos era un taxi privado por 130 dólares, lo que también nos dijeron en una agencia de viajes. Se ve que se está construyendo la carretera hasta Palmar y hay un tramo que está muy complicado y no hay transporte público. Los taxistas se aprovechan de la situación y piden, por un trayecto de una a dos horas, dependiendo de los cortes de carretera por obras, unos 130 dólares. El agente nos dijo que tenía un amigo que nos podía recoger sobre las 11 de la mañana en la misma agencia de Thrifty. Ester y yo nos miramos, no sabíamos cuando volveríamos a Costa Rica, así que de perdidos a río y decidimos negociar 120 dólares por un taxi privado para poder visitar Manuel Antonio a la mañana siguiente. Ya nos apretaríamos los cinturones!

Cogimos el coche y nos marchamos hacia las playas públicas de Manuel Antonio. Almenos pasaríamos un rato en una playa agradable. Además hacía un sol de justicia. El camino de subida a Manuel Antonio era toda una odisea de hoteles y restaurantes al estilo Benidorm costarriqueño. Después de subir durante un ratito por una estrecha carretera llena de curvas y bicicletas, empezamos a bajar una empinada cuesta, también llena de curvas, hasta que empezamos a ver las palmeras, gran indicación de playa cercana. Había algunos coches por allí y surferos por la playa. En medio de nuestro camino se cruzó un chico, que nos hizo parar el coche "Van ustedes al parque?" nos preguntó. Nosotras pusimos cara de "ya, ya sabemos que está cerrado...". Le miramos esperando que quería. "Bueno, si van ustedes al parque pueden aparcar aquí". Ester y yo nos miramos con incredulidad. "Cómo? Está abierto el parque?" preguntamos. "Si, hoy es el día nacional de los parques". Ester me miró y me dijo "lleva acreditación???", las dos vimos claramente que el chico llevaba el carnet del parque colgado al cuello. "El día nacional de los parques???". "Sí, sí, lo decidieron hace unos días, además hoy es gratuito". Creo que nos faltó poco para salir del coche y abrazar a aquel muchacho. Que nos pidió unos 3 dólares por cuidarnos el coche todo el día y se los dimos con mucho gusto. Buscamos corriendo una cabina, entre abrazos y risas. Nos costó contactar con el chico de Thrifty, que al final respondió al teléfono y fue muy amable. Entendió que anuláramos el taxi privado y se ofreció a ir a buscar a Bego al día siguiente, si le dejábamos las llaves y el GPS en recepción del hostel. Luego llamamos al hostel para que nos reservara el shuttle de 25 dólares a Sierpe. Y por último, llamamos a Miguel, de Bahía Drake, para confirmarle que llegaríamos en la barca de las 12 y no en la de las 15.

Nos fuimos hacia el parque más contentas que un ocho. Tuvimos la buena estrella del viaje. La verdad es que hubo ciertas cosas que me decepcionaron bastante: encontrar casetas de lavabo por el camino, duchas de agua dulce, el poco respeto que los visitantes tienen por los animales, las pocas indicaciones dentro del parque y el poco cuidado de algunos caminos... No con esto quiero desmerecer lo bonito que es, pero hay muchas cosas que hacen que este parque no sea lo más bonito que vi en todo el viaje. Las playas si, son preciosas y dignas de postal. Los animales estan tan acostumbrados a los humanos que se pasean a sus anchas y parece que algunos capuchinos incluso posan delante de los turistas maleducados que hacen caso omiso a los carteles donde pone "no flash". No hace falta coger un guía a no ser que se esté muy desesperado por encontrar alguna especie difícil de divisar. Es facilísimo encontrar perezosos, capuchinos, iguanas, salamandras, congos, alguna serpiente e incluso algun caimán. Sólo hay que esperar a que un tumulto de guiris empiece a chillar a un nivel comparable al de los congos y entonces uno se acerca a ver que especie está rodeada por el grupo de turistas en cuestión. Seguro que hay algun perezoso o algun capuchino sin ningún temor a ser fotografiado.
Yo tuve suerte en el parque y, como apuramos hasta el cierre, perdí a Ester un momento, pero encontré a un guía del parque que nos dijo a mi y a un par de visitantes más si queríamos ver un caimán, unos murciélagos y un nido de abejas asesinas, que moraban en una palmera lo suficientemente alta como para no ser peligrosas.
La salida del parque se puede realizar por dos lados. Nosotras entramos por uno y salimos por otro... aunque quizá Ester hubiera deseado lo contrario...
Nosotras llegamos a una salida en la que hay que cruzar un pequeño riachuelo que se forma con las olas del mar. Allí esperan algunos barqueros, que se aprovechan de la situación y te sacan unos colones por cruzarte sin mojarte los pies. Yo, al ver que las guiris que cruzaban frente a nosotras lo hacían sin problema alguno, decidí cruzar con pantalones en mano y agua por la cintura. Ester se sacó los pantalones para no mojarlos y cruzó unos minutos más tarde... lo suficientemente tarde como para haberle dado tregua a la marea... De repente, veo como Ester se adentra en el riachuelo y éste empieza a cubrirla y cubrirla, hasta que sólo le asoma la cabeza y la mochila flota tras ella... Empezó a bracear hasta llegar a mi orilla completamente empapada y con cara de incrédulas. De repente, balbucea "Los pantalones". Mira hacia atrás y nada flota en el riachuelo. Le digo que no pasa nada, que llevo el pareo seco. "No, Anna. Es que dentro llevaba las llaves del coche y la llave del hotel". Creo que mi cara se quedó a cuadros y ella estaba tan desesperada que me dejó la mochila y se adentró en el riachuelo para buscar unas bermudas prácticamente imposibles de encontrar. Uno de los barqueros nos dijo que allí había dos corrientes y que iba a ser complicado, pero allí estaba Ester sin dejar de intentarlo. Yo ya me imaginaba a Bego allí sola toda la noche, pero tampoco me preocupaba tanto, porque la agencia de alquiler estaba cerca y sólo teníamos que llamar para que vinieran a buscarlo. De repente, Ester se sumerge y sale con los pantalones en la mano, mete la mano en el bolsillo y saca todas las llaves. Salió del agua emocionada y me entregó las llaves. Todo quedó en un susto, pero vaya susto!

Necesitábamos beber algo y Ester estaba dispuesta a ir con el pareo a tomar algo, así que paramos en El Avión. Un bar-restaurante, con unas vistas impresionantes, y cuyo gran reclamo es un avión antiguo que los dueños del bar compraron y trajeron a piezas de Estados Unidos, montándolo en aquel lugar con vistas privilegiadas de Manuel Antonio. Y allí nos sentamos nosotras, con el parque frente a nosotras y con unos cócteles deliciosos y unos nachos. Desde allí vimos la gran tormenta y esperamos a que arreciara un poco. Luego bajamos al hotel a cambiarnos y decidimos subir de nuevo a El Avión. Habíamos quedado con los del hostel que les dejaríamos las llaves del hostel y los del coche antes de las 10 de la noche porque cerraban recepción. Esta vez entramos dentro del avión para tomar una cerveza. Era bastante auténtico estar allí tomando algo y escuchando música. Entraron un grupo de americanos para pedir cerveza y un par de ellos se quedaron de pie a nuestro lado y empezaron a hacernos preguntas. Así empezó una noche muy divertida, rodeadas de americanos surferos, que habían ido a pasar sus vacaciones a las playas de Manuel Antonio a practicar surf. Acabamos algo contentas con tanta Imperial. Decidimos que yo llevaría el coche, así que controlé un poco la situación. Eso no evitó que acabara bailando salsa con un par de ellos, que luego nos fuéramos a otro local a tomar la última y que rechazáramos su oferta de jugar al poker en su hotel. Ya fue suficiente que no entregáramos las llaves del hostel y del coche. Ojalá la mañana siguiente el recepcionista abriera puntual para poder entregarlas. Así ocurrió nuestra segunda fiesta en Costa Rica y siempre recordaremos a Steve, Micky y compañía!

2 de octubre de 2009

4.- Costa Rica: Montezuma, paraiso surfero

Creo que fuimos las primeras en levantarnos aquella mañana, pues estrenamos el café de la cafetera. Ro ya estaba en pie en recepción. Estuvimos haciendo un par de bromas con él que acabaron en una foto muy divertida. Nos dijo que teníamos un par de horas de camino hasta Puntarenas, así que debíamos salir puntuales. Hicimos el checkout y emprendimos el viaje con Tica al mando, guiándonos por una carretera que no sabíamos encontrar en el mapa de la Lonely.


Tardamos menos de lo esperado en llegar a Puntarenas y aún suerte porque ya había bastante cola para coger el ferry hacia nuestro próximo destino. No habíamos caido en que los viernes, los ticos siguen las mismas tradiciones que los españoles: largas carabanas hacia los lugares de segunda residencia. Así que nos colocamos en la cola y mientras yo esperaba en el coche, Ester fue a hacer cola para comprar ticket, que de nada sirvió, porque había que esperar a que pasara un sr. dándonos unos papeles dependiendo del tipo de vehículo que llevábamos.



Ya, con ticket en mano, poco a poco, la cola de coches se fue metiendo en aquel ferry enorme. Lo malo es que esta vez fueron puntuales en la salida y tuvimos que esperar más de una hora dentro del ferry hasta que éste salió, lleno de ticos por todas partes. El trayecto duró una horita y luego tardamos un rato largo en volver a salir del barco. Las vistas no estan mal, pero tampoco son nada del otro mundo...



Y allí estábamos nosotras, en Paquera y dispuestas a llegar a Montezuma cuanto antes, pues no sabíamos donde dormir ni nada. El gran problema de Paquera es que la carretera es mala y estrecha y no se puede adelantar con facilidad. Mi desesperación iba en aumento, viendo el sol precioso que hacía y nosotras atascadas en una carabana de camiones y coches todoterreno. Poco a poco unos iban adelantando a otros o desviándose a otros pueblos, mientras al mismo tiempo sorteábamos unos boquetes enormes en mitad del camino.



Por fin llegamos a Montezuma... buscando CasaColores, creo que nos pasamos de largo y llegamos casi a pie de playa. Allí, vimos un hotel que alguien nos había recomendado por uno de los camareros: el Sano Banano. Ester fue a pedir presupuesto y al principio se tiraron un poco de la moto, aunque al ver que ella se iba, le hicieron una oferta mejor. La verdad es que al ser temporada baja, te puedes aprovechar un poquito, porque este hotel valía 100 y pico euros en temporada alta.



Me encantó el pasillo hasta nuestra habitación, me encantó la habitación y sus colores y el trato de la gente de allí. Nos dejaron ponernos el bañador en otra cámara, ya que la nuestra la estaban arreglando. Necesitábamos urgentemente un bañito en la playa y allí que nos fuimos. Nuestro primer contacto con el océano Pacífico...



No esperaba que fuera como lo que vi, la verdad. Las playas de Costa Rica no son como las que habíamos visto en Tailandia. Son playas más bien surferas, llenas de ramas y cocos flotando y en las que darse un chapuzón puede ser algo arriesgado. Y allí estábamos, con un sol que nos estaba acribillando, frente a unas olas de metro y medio... y allí me di el primer bañito del viaje, sorteando cocos y ramas enormes. Pero me sentó de muerte!



Estuvimos un rato allí tomando el sol, habituándonos al Pacífico. Luego nos dirigimos al hotel para ver como estaba nuestra habitación. En el hotel nos habían dicho que podíamos dirigirnos al hotel de lujo que tenían: Ylang Ylang y que teníamos happy hour de cócteles por ser del mismo propietario. Nos dirigimos allí para ver que pinta tenía, pero la verdad es que era bastante pijillo y nos quedamos en la playa, tomando el sol, intentando bañarnos y viendo a nuestros primeros surferos.

Luego nos fuimos al Orgánico a pegar un mordisquito, que estábamos hambrientas. Buen restaurante, con buena comida y batidos. Allí empezamos a sospechar que es mucho mejor pagar con colones que con dólares tanto en restaurantes como en bares... Volvimos a la playita a dormir una siesta y nos sorprendió que la marea había subido bastante en cuestión de una horita que estuvimos fuera. En la arena se estaba genial, después de haber comido. Aunque una inesperada ola nos sorprendió y nuestras bolsas, pareos y chanclas salieron flotando en todas las direcciones. Vaya, que pecamos de pardillas y la marea nos pilló de lleno. Tuvimos que volver al hotel a secar hasta los billetes de dólar. Estuvimos largo rato sacando arena mojada de las mochilas!!

Después de la duchita, nos fuimos a cenar al Chico's Bar, centro neurálgico de la fiesta Montezumera. Por la tarde tampoco está muy lleno. Nos tomamos una imperial y escribimos nuestro abandonado diario. Y luego, partidita de billar! Dios, no entiendo como siempre me animo a jugar si no tengo ni idea. Pagamos para media hora y nos dió para poco. Al final de la partida vino una pareja de ticos, uno muy mayor y el otro joven. Empezaron a recomendarnos como tirar, pero cuando una es una negada, es una negada. El joven, Bismar, parecía muy interesado en seguir enseñándonos largo rato, pero debíamos ir a cenar y le dijimos que luego volveríamos para bailar y tomar algo. Dimos una vuelta ojeando los posibles restaurantes y pasamos por delante del Colores. Tenía una ubicación excelente y el ambiente era ideal, pequeño e íntimo. Este restaurante estaba regentado por italianos. La verdad que la carta tenía muy buena pinta, pero mis camarones con salsa de coco, por no decir salsa de coco con camarones, no fueron la mejor elección. Es un sitio pequeño, pero en temporada baja, es posible que te den mesa si esperas sólo 5 minutos. Y después de la cena, Chico's Bar de nuevo. Estaba bastante más lleno que por la tarde. Nos pedimos un cóctel de fresa y casi se me salen los camarones por las orejas cuando vimos el copón de medio litro que nos dieron!
Allí nos sentamos, al lado de unas copas casi más grandes que nosotras, de cara a la pista de baile, donde algunas parejas se movían a ritmo caribeño con las caderas. Estos ticos bailan muy bien, la verdad. Y allí estaba Bismar, que nos sorprendió bailando con su pareja y con gran ritmo. Al vernos se acercó y poco a poco nos fue presentando a su gente y acabé sudando la camiseta, bailando con él, mientras Ester bailaba con su amigo. Buf! Creo que en mi vida es sudado tanto, pero era imposible dejar de bailar. Allí estuvimos hasta que acabó la fiesta y nos acompañaron al hotel.
Al día siguiente nos escapamos a ver la playa de Santa Teresa y Mal Pais. Aquellos que amen el surf, este es su paraiso... bares surferos, restaurantes surferos, tiendas surferas... en fin, que si no tienes una tabla de surf allí, pintas poco.
Después nos acercamos a Montezuma para hacer el check out, recoger la ropa de la lavandería... Y volvimos a rehacer el camino hacia Paquera. Nos íbamos a Manuel Antonio y debíamos pillar el ferry de las 3 de la tarde. Ya comeríamos por el camino.

Lo malo es que no caímos que era domingo y todos los ticos volvían hacia sus casas después de pasar un lindo fin de semana en la playa. Vaya sorpresa! Nos encontramos una cola de 2 km con la que ya vimos que perdíamos el ferry de las 3 y tuvimos que esperar al ferry de las 5, con un sol de justicia que nos abrasaba, unos monos congo chillando cerca de la carretera y unos ticos que se habían emperrado en que toda la cola escuchara canciones melódicas a todo volumen. Como decir que fueron 2 horas de lo más duras, además, queríamos llegar a Quepos para visitar el parque de Manuel Antonio el lunes a primera hora. Por lo que íbamos a romper la norma de no conducir por la noche. Vamos, que ese día parecía que nada iba a salir bien, sobretodo cuando Ester me preguntó "Anna, mañana es lunes?". Si, porqué?
"Bueno, porque aquí pone que los lunes cierran los parques nacionales...". Las dos nos miramos con cara de pena. Realmente no era nuestro día. Acabábamos de descubrir que íbamos a pasar un día entero en un pueblo cuyo único encanto estaba cerrado... Empecé a ojearme la guía y realmente poco había por hacer... excepto ir a la playa pública que había al lado del parque nacional. Qué le íbamos a hacer. Me planteé proponerle a Ester dar media vuelta y pasar una noche más en Montezuma, pero desistí. No todo puede salir bien en los viajes sin programar.

Finalmente embarcábamos en el ferry hacia Puntarenas, vimos la puesta de sol desde allí, hicimos el loco un poco y a la hora ya estábamos llegando a puerto y, ya de noche, nos encáminabamos a Quepos. Fueron 2 horas y pico muy duras para mi, porque la noche era muy oscura y había tramos en los que mis ojos estaban cansados y no veían bien las luces, pero quería llegar, realmente quería hacer noche en Quepos. Nos paró incluso la policía a las afueras de Jacó y nos desmoralizó diciendo que aún nos faltaban horas para llegar. Tica no nos marcaba lo mismo y decía que faltaba menos de una hora a nuestro ritmo. La parada de la policía fue totalmente rutinaria.
Finalmente llegamos a Quepos y nos fuimos al que fue uno de los peores alojamientos que tuvimos en todo el viaje: Wide Mouth Frog. Vale que llegamos a última hora y sólo quedaba una habitación al lado del lavabo de los tíos, pero el olor a sudor de los pasillos porque todo el mundo colgaba la ropa allí no era muy agradable... Realmente, estábamos tan agotadas que nos dio igual todo. Apenas nos dirigíamos la palabra. Tras dejar las cosas, nos fuimos a cenar al primer rte. que encontramos y volvimos a dormir. Mejor que el día acabara cuanto antes...

25 de septiembre de 2009

3.- Costa Rica: Monteverde - Santa Elena

Lo mejor de la Pensión Santa Elena: Ro, uno de los encargados de la pensión. Es realmente auténtico! Levantarse por la mañana, buscar una taza limpia en la cocina, servirse un café cargadito, subir a la panaderia del pueblo, elegir entre las decenas de pastas y comérsela en una de las mesas del hall de la pensión, mientras Ro no para de hacernos bromas... siempre de buen humor!

Tras la rutina mañanera, llegó la furgoneta de Selvatura a buscarnos. Listas y preparadas para el Canopy. Reconozco que tenía algo de retortijones, porque estas cosas siempre me ponen nerviosa. Pero al cabo de 2 tirolinas por encima de la selva de Santa Elena, la adrenalina ya corría por las venas. Selvatura es una de las agencias de canopy con más plataformas y el último salto: Tarzan Swing, es impresionante. Se nos hizo corto...

Después hicimos los puentes colgantes, aunque totalmente prescindibles... sobretodo después de haber volado sobre ellos. Yo creo que si realizas el canopy, te puedes ahorrar un pico prescindiendo de los puentes colgantes.

Luego, al depender de la furgoneta, tuvimos que esperar un rato, que se me hizo muy largo, para que nos llevaran de vuelta a Santa Elena. Una vez allí decidimos ir a la reserva de Monteverde a dar una vuelta por los senderos. Paramos en la entrada del parque para comprar algo de comida para el trayecto en un restaurante que hace todo tipo de comida deliciosa. Al llegar al punto de información del parque, nos explicaron todas las rutas posibles y uno de los encargados nos pregunta de golpe: "habéis visto ya algún mono?". Ester y yo nos miramos y le dijimos que no, que habíamos visto muy pocos bichos. Nos pide que le sigamos y nos lleva justo debajo de un grupo de monos congo. Al verlos me pregunté como un animal tan pequeño podía hacer un ruido gutural tan fuerte. Estaban allí, jugando entre las ramas y tirando cosas a aquellos turistas más osados que se atrevían a ponerse debajo. Estuvimos allí un rato observándolos y luego nos dispusimos a hacer un par de rutillas por la reserva. La primera nos permitió tener unas vistas impresionantes de la reserva desde un punto muy alto y a la vuelta nos topamos con una tarántula que me pareció enorme. Caminando, caminando, uno tiene que vigilar lo que pisa, porque este arácnido peludo se cruzó por nuestro camino lentamente y sin tenernos ningun miedo. Aparte de cangrejos y poco más, no vimos bicho alguno. La segunda ruta nos permitió llegar a una cascadita, que tampoco tenía mucho más que ver.
Llegamos al punto de información cuando estaban a punto de cerrar. Cogimos a Bego y nos encaminamos a la pensión. Como no, antes de la ducha, una cervecita en la terracita de fuera. Y, casualidades de la vida, vemos pasar a los catalanes a los que habíamos llevado en la catarata de La Fortuna. Al vernos, empezaron a disculparse y a decirnos que nos debían una cerveza por el favor que les hicimos en Arenal. Total, que él se fue a comprar unas cervecitas a Los Amigos y nos tomamos unas cervecitas mientras oscurecía a ritmo de Morcheeba. Como no, nuestras conversaciones no paraban de rondar aventuras y viajes varios.
Cuando la pareja se fue, entramos a recepción a preguntar que recomendaban más, si ir a Samara o a Montezuma... la verdad es que nos recomendaban ambas, así que nos lo jugamos a suertes y salió Montezuma... Llegó la hora de cenar y nosotras nos dedicamos una agradable ducha antes de cenar. Luego, directas al Morphos, un restaurante que me gustó mucho, tanto por su decoración como por el pedazo bocadillo que me metí, mientras veía la puerta del supermercado desde la ventana.
Tras unas cervecitas en la pensión, nos fuimos a dormir, con el horario del ferry que queríamos coger al día siguiente grabado en la mente.

22 de septiembre de 2009

2.- Costa Rica: De Arenal a Monteverde pasando por Celeste

Si me hubieran dicho antes de irme que madrugaría a las 5 de la mañana estando de vacaciones, no me lo habría creido. Pero Ester y yo lo hicimos y el sol apenas había salido todavía. El motivo del madrugón: queríamos llegar a Monteverde con la luz del día, pues ya habíamos leido lo malas que son las carreteras para llegar a la reserva. La cuestión es que nos íbamos a desviar para llegar al PN del volcán Tenorio e íbamos a buscar los teñideros del rio Celeste.Ya habíamos hecho el check out por la noche y avisamos de que no estaríamos para el desayuno. Mientras Ester se duchaba, yo no paraba de asomar la cabeza por la ventana a ver si el Arenal se dejaba ver un poquito más, pero no nos iba a dar tregua. Suerte del primer día!

Decidimos ir bordeando la laguna Arenal, para ver las vistas, aunque el volcán se escondía tras una espesa manta de nubes. Mi única preocupación era que los teñideros del rio Celeste se vieran bien, porque no se aconseja ir si ha llovido mucho.
Pusimos un cd (superrecomendable llevar unos cuantos para el coche) y nos encaminamos hasta Nuevo Arenal. Allí paramos a desayunar. Queríamos hacerlo en Tom's Pan, pero fue nuestro castigo por madrugar tanto que estuviera cerrado. Así que lo hicimos en el Lava Java, con grandes vistas, aunque con mala suerte, porque el pobre camarero no tenía mucha soltura en la cocina y tardó más de media hora en servirnos la comida. Desde aquella terraza vimos como despertaba un pueblo poco acostumbrado a mucho turismo y movimiento.

Antes de partir preguntamos a una lugareña como llegar a San Rafael y nos indicó que tardaríamos una hora... Una se acostumbra rápido a que te guíen por tiempo de conducción y no por kilómetros, ya que es imposible realizar aquellas pequeñas distancias a más de 50 ó 60 por hora. Así que escuchamos muchos cds hasta que logramos llegar a San Rafael y luego a Katira. Cerca de allí hay un desvío al PN del volcán Tenorio y a Celeste Lodge. Y giramos a la izquierda...

Ahora que ya hemos vuelto y he visto todas las carreteras posibles, puedo afirmar que esta fue la peor carretera con diferencia que nos encontramos con Bego. Incluso Tica, que se pasó todo el viaje anunciando incluso los baches o puentes angostos, perdió el norte y no sabía indicarnos como llegar al parque. Así que en cada cruce sin indicación preguntábamos, si podíamos. El cielo ennegrecía por momentos y yo me temía lo peor.

Una hora movidita y con agujetas en las manos, pero llegamos a nuestro destino: un restaurante que sirve de puerta al PN. Allí nos explicaron las posibles rutas: había 2, la corta de 3 horas y la larga de 5. Escogimos la corta y el chico nos dibujó en un papelito un escueto mapa con las 5 cosas por ver. Le preguntamos si el tiempo iba a aguantar porque yo veía un cielo negrísimo. Nos dijo que no había llovido el día anterior y que ese día también aguantaría. Fue decir eso y empezaron a caer unas gotas. Una de las mujeres de allí nos dijo que no nos preocuparamos, que ese PN es un bosque nuboso y que aunque llueva nunca llegas a notar la lluvia porque el bosque te protege. También nos dijo que no nos preocuparamos por los mosquitos, ya que dentro del bosque no había y menos si llovía. Yo no lo saqué de la mochila por si acaso. Nos enfundamos el impermeable y empezamos a caminar hacia el parque como si fuéramos dos jorobadas de Notredamme.
Una vez dentro del bosque vimos que la mujer tenía razón y que realmente el bosque te protege de la lluvia. Era peor llevar el impermeable, porque transpiraba muy poco, así que lo utilizamos para tapar la mochila. Caminamos y caminamos hasta el final y de vuelta íbamos haciendo las paraditas en la laguna y la cascada de turno. El rio estaba precioso y bajaba con el color que hacía honor su nombre. Pasamos por puentes colgantes, por una catarata celeste, por borbollones sulfúricos que olían a huevo podrido y por aguas termales, donde no me atreví a bañarme por miedo a abrasarme.

Estuvimos 3 horas exactas y me alegré de que la lluvia nos hubiera dado una tregua. El restaurante nos había ofrecido preparanos casados para la vuelta, pero íbamos tan pilladas de tiempo que les dijimos que comeríamos por el camino y así de triste lo hicimos, ya que ni paramos y nos comimos unas bolas de pan seco con queso que habían sobrado de nuestra noche en el Arenal Observatory. La hora de bajada hasta la carretera de Katira se convirtió en 45 minutos o menos. Cogimos la carretera hacia Upala y luego bajamos hacia Bijagua. Cuando nos encaminábamos hacia Cañas por la interamericana nos empezó a caer tal tormenta, que apenas podíamos conducir. Parecía que nos estaban tirando agua con una manguera, por lo que nuestro propósito de hacer el camino en 3 horas y pico empezaba a convertirse en un propósito imposible. Tuve que reducir la velocidad bastante. Una vez en Juntas (no queríamos ir por Cañas, ya que la carretera de Tilarán tiene muy mala fama), dejó de llover y cruzamos los dedos para que aguantara hasta Monteverde y así fue. La verdad es que las vistas quitan el hipo porque parece que vas conduciendo por encima de un sinfín de montañas verdes que se pierden en el horizonte. La carretera? Bueno, si hubiera llovido, habría parado el coche hasta que parara y ya nos habíamos dicho que, si era necesario, dormiríamos con Bego y Tica sin rechistar antes que caer acantilado abajo por culpa de una riada. El ver a las vespas corriendo entre aquellos baches me daba cierta seguridad. Si las motos de ciudad pueden, nosotras también! Al final llegamos en menos de media hora a Santa Elena. Paré el coche en una de las tres calles que hay y Ester bajó a preguntar a un hotel para ver si tenían sitio. En Santa Elena empezamos a ver que hay mucho más negocio y la gente te ofrece dormir por 5 $ en una de sus habitaciones. Ester volvió con malas noticias. En el Arcoiris ecolodge no tenían sitio, pero me dijo que un par de personas ya le habían ofrecido habitación en su camino hacia el coche. Sin cama no nos íbamos a quedar. Además, un chico de una agencia que habia al lado del coche no paró de insistirme para que nos quedáramos en su hotel baratísimo. Primero quisimos gastar cartuchos y Ester me dijo que la pensión Santa Elena tenía buena pinta. Esta vez bajé yo y fui a preguntar. Bingo! Tenían una habitación libre. El chico, bastante guapetón, me dijo que me la podía enseñar, así que le seguí y cuando vi que había sitio para 5 personas más, le pregunté extrañada si teníamos que compartir la habitación. El sonrió y me dijo que era sólo para mi y mi amiga. ¿Te interesa? me preguntó. Y tanto que me interesaba una habitación impresionante, toda de madera en una pensión con mogollón de ambiente juvenil y mochilero y con internet gratis, donde sonaba desde Marley a Morcheeba. ¿No quieres que la vea tu amiga? me preguntó alargando la llave. No, respondí, estoy segura de que le va a gustar. Cogí la llave y me fui corriendo a buscar a Ester. Aquella habitación iba a ser nuestra durante 2 noches! Estaba supercontenta y realmente agotada tras tantas horas de conducción.

Dejamos los macutos en la habitación, Ester dejó 2 Imperiales que llevábamos arrastrando desde la primera noche de Arenal, reservamos el canopy en Selvatura para la mañana siguiente, fuimos a dar una vuelta por el pueblo, si a 3 calles se las puede llamar pueblo y luego nos comimos nuestro primer casado en el restaurante Mar y Tierra. Se puede decir que fue un día completito. Aún tuvimos ánimo para sentarnos en una mesa de la terraza para escribir en el diario, jugar unos mentirosos con los dados (Ester me ganó todas las partidas!) y tomarnos unas imperiales... pero noooo, no las Imperiales que Ester había dejado en la nevera, porque esas habían desaparecido misteriosamente. Ester se acercó al bar Los Amigos a comprar un par.

21 de septiembre de 2009

1.- Costa Rica: Llegada a Alajuela, Poas y Arenal.

La llegada a Costa Rica fue agotadora, para que negarlo. Llevábamos detrás muchas horas y un par de escalas, con retraso de una hora incluido en Newark. No se nos ocurrió otra manera de pasar el tiempo, que meternos en un pub irlandés de la terminal, donde sólo tenías la opción de pedir cervezas "talla única" (demasiado grandes para bebértelas a media mañana...). Aún recuerdo las caras de alegría y los ojos semicerrados cuando esperábamos para embarcar...

Tras 4 horas y media de vuelo, la humedad de Costa Rica nos abofeteaba sólo salir del avión. Estábamos en el aeropuerto internacional de San Jose, Juan Santamaría.

Tuvimos suerte y las mochilas salieron en seguida, así que nos apresuramos a salir del aeropuerto dispuestas a recoger el coche, que teníamos reservado a las 9 de la noche, y, claro, con el retraso de una hora, nos faltaban 15 minutos para que nos cerraran la oficina de Thrifty. Vaya la sorpresa, cuando al salir de la terminal, no había oficina de Thrifty. Pero, por suerte, uno de los muchos taxistas que había en la entrada, se acercó a echarnos una mano y nos dijo que cada 10 minutos pasaba una furgo a recoger a viajeros con reserva de coche, ya que muchas de estas empresas se encuentran a unos kilómetros del aeropuerto (dicen que las que hay exactamente en la terminal te cobran un porcentaje extra!).

Recogimos el coche y pasamos media hora con el chico de la oficina, muy simpático, que nos enseñó como iba el gps (al que bautizamos como Tica). Contratamos el seguro a todo riesgo y para nuestra grata sorpresa el chico nos dijo que éste incluía rotura de lunas... ideal para unas carreteras como las que íbamos a encontrar! Además, por el mismo precio, podíamos dejar el coche en cualquiera de sus oficinas, así que no nos obligaba a volver a San José a devolver el coche... qué bien!

Bueno, y allí estábamos nosotras dos, con las maletas en el maletero de nuestro Daihatsu 4X4, (Bego, para los amigos) y de pie mirando lo grande que puede llegar a parecer un todoterreno cuando te toca conducirlo... Ester me mira, yo la miro y ninguna tenía muchas ganas de sacar el coche de allí. Ella fue la primera en hablar, así que me tocó a mi llevar aquel pedazo de armario, que nada se parecía a my little scoopy. Bego y yo nos llevamos genial casi desde el principio y mientras Ester se peleaba con Tica para encontrar la dirección a Villa Pacandé yo emprendía el camino hacia Alajuela, según nos había explicado el chico del renting.

Parece un milagro (si, mi orientación es patética), pero llegamos a Villa Pacandé sin tener que dar ningún rodeo, vamos, a la primera. Llegamos agotadas, en 10 minutos. Allí nos esperaba un sr. que nos dejó entrar y nos llevó a la habitación directamente. Me pregunté porque teníamos 2 camas de matrimonio enormes en una habitación doble... pero descubrí que en Costa Rica las camas suelen ser muuuy grandes!

Me despierta la luz del sol entrando por el gran ventanal... ¡Nos hemos dormido! pienso asustada. Queríamos llegar pronto al Poas, pues las nubes cubren el cráter a partir de las 10 de la mañana. Miro el móvil y sorprendentemente no son ni las 6 de la mañana. No puede ser que semejante luz entre a esas horas, pero si, al final te acabas acostumbrando a que el sol salga a las 5 de la mañana y se ponga sobre las 5 y media de la tarde. El desayuno no se servía hasta las 7 ó 8, creo recordar, así que nos dió tiempo a ducharnos y salir al jardín un rato. Mientras desayunábamos, detrás teníamos una pareja de navarros, que ya llevaban unos días por allí y que también planeaban dirigirse al Poas esa mañana. Tras juguetear con el hijo pequeño de la encargada, nos encaminamos hacia el volcan Poas. La chica nos aconsejó que dejáramos las mochilas allí, ya que la carretera de Vara Blanca estaba cerrada y para ir hacia Arenal debíamos ir por la Interamericana.

Llegamos al volcán, donde no hubiera habido ningún problema por dejar allí las mochilas a la vista, y nos encaminamos hacia el cráter. Había poca gente asomada y todo el mundo estaba preparado, cámara en mano, para cuando las pocas nubes que habían permitieran sacar la foto perfecta. Y allí, nos añadimos al grupo, a esperar. Y duró poco la espera, porque un golpe de aire se llevó la niebla y nos permitió ver el cráter y la humareda que salía de él. Era impresionante ver aquella pequeña laguna, que debía estar a muchos grados de temperatura. Era de un color aturquesado y de ella salía una columna de humo muy espesa. Nos quedamos allí sacando fotos a tutiplén y luego nos dirigimos a la laguna Botos, que estaba a poca distancia. Allí no tuvimos tanta suerte y la encontramos prácticamente tapada. Podías adivinar algunas líneas de la orilla entre la neblina, pero nada que ver con el cráter del Poas. Cuando ya nos íbamos, la pareja de navarros llegaban a la laguna. Intercambiámos unos comentarios y nos fuimos contentas por haber cumplido nuestra primera misión: Ver el Poas! Próxima parada: Volcán Arenal.

Pero antes, las mochilas nos esperaban en Villa Pacandé. Enchufé a Tica y nos encaminamos hacia el hotel. Creo que fue la 3ª vez que pasamos por el mismo pueblo cuando empezamos a creer que nos habíamos perdido... y evidentemente así era. Tras hora y media de dar vueltas, decidimos hacer caso a Tica, que nos decía que Alajuela no era aquel pueblo que nosotras nos habíamos empeñado en rebautizar... Finalmente, acabamos yendo a Hotel Pacandé para que nos dijeran donde estaba Villa Pacandé. Llegamos 2 horas más tarde de lo previsto y con un mal humor considerable. Teníamos que llegar a Arenal y nos quedaban unas cuantas horas por delante... Si aquella iba a ser la tónica del viaje con Bego... me temía que la cosa iba a acabar mal entre Ester y yo. Acabamos recogiendo las mochilas, cruzando 4 risas con los de Villa Pacandé y nos encaminamos hacia la interamericana. También aquí nos perdimos un ratito. No sé porqué, no nos acabábamos de fiar de Tica, que se empeñaba en llevarnos por Vara Blanca, cuya carretera estaba cerrada, supongo que debido al terremoto de enero, lo que nos hizo dudar de hacer una visita a las cataratas de La Paz. Por suerte, no fuimos y los navarros que volvimos a encontrar una semana más tarde, nos dijeron que hicimos bien en saltarnos la visita.


Al final, engañando al GPS, logramos llegar a lo que parecía el buen camino hacia La Fortuna. Acabamos yendo por Naranjo y Ciudad Quesada, aunque unos días más tarde alguien nos comentó que era más rápido por San Ramón. Incluso nos paró la policia y, ante nuestra sorpresa, nos cachearon el coche mirando incluso dentro de la funda de los cds...Total, llegábamos a La Fortuna a media tarde, con una luz maravillosa y el volcán Arenal nos daba la bienvenida mostrándonos todo su esplendor y sin ninguna nube que lo impidiera... Paré el coche en medio de la carretera y le dije a Ester que sacara unas cuantas fotos, que aquello que estábamos viendo era bastante difícil de observar, pues ese volcán siempre estaba tapado. Había momentos que la magia del volcán me hipnotizaba hasta tal punto, que Ester me tenía que llamar la atención para que mirara la carretera.


Nuestro destino final no era exactamente La Fortuna, sinó el Arenal Observatory Lodge, donde íbamos a dormir esa noche. Este lodge está dentro del PN de Arenal, por lo que hay que rodear el volcan y entrar en el PN. La carretera, una vez coges el desvío, fue nuestra primera gran experiencia con las carreteras ticas. Lo que aquí se llama literalmente pista forestal, es un camino de rosas, comparado con la mayoría de las carreteras sin asfaltar de Costa Rica. Y la que nos llevaba al interior del parque era un buen ejemplo. Tardamos media hora en llegar al hotel, claro que, no me atrevía a poner la 3ª marcha... Cuando vi que incluso los coches normales me adelantaban, empecé a plantearme porque llevábamos un todoterreno. Una vez en el observatorio nos dieron la habitación, LA HABITACIÓN. No pudimos tener más suerte, pues reservamos en La Casona y nos tocó la Room n.1. Puedo decir, sin ninguna duda, que es la mejor con diferencia. A los pies de nuestra cama había 2 butacas que miraban directamente por un gran ventanal en el que se veía el volcán. Y a la izquierda de la cama, teníamos otro ventanal, por el que se veía la laguna Arenal. No pudimos tener más suerte por menos dinero.

Como apenas quedaba ya luz del día, se nos ocurrió que era el momento perfecto para aprovechar y visitar unas termas. Nos decidimos por las Baldi, económicas y con muchas piscinas. Tuvimos suerte y no estaban masificadas en absoluto. De hecho, eran tan grandes que no las acabamos de ver y nos quedamos a medio camino, en una barra de bar en medio de una gran piscina sin nadie alrededor. Sólo se escuchaba la conversación que manteníamos con un agradable camarero. Nos tomamos nuestra primera Imperial en mitad de una piscina calentita. Estuvimos una hora charlando con aquel chico, que nos invitó a algunos cigarros, mientras caía un buen chaparrón. Cuando dejó de llover decidimos dejar las termas, ya que parecíamos abuelitas, con todos los dedos de los pies arrugaditos. Nos acercamos a un super en La Fortuna, compramos algo para picar y unas Imperiales y nos dirigimos al observatorio. Aunque a las 10 de la noche cerraban el portón del parque, íbamos con mucho tiempo de antelación, porque queríamos ver la lava caer a los pies de nuestra habitación. Apagamos las luces y nos quedamos observando la oscuridad. Sabíamos que el volcán estaba allí, delante nuestro, pero no se veía nada. Hasta que en mitad del cielo oscuro vi una mancha roja. Allí estaba la lava saliendo del cráter. Aunque el volcán estaba medio tapado, pudimos ver algo de lava caer... digamos que no estaba muy activo. Tanto relax pudo con nosotras prontito y teníamos que levantarnos pronto para dar una vuelta por los alrededores del volcán.

Al día siguiente, lo primero que hice al incorporarme fue mirar hacia el Arenal, pero estaba medio tapado, vamos, lo típico. Duchita en el baño compartido, muy aseadito, y superdesayuno en una terraza con vistas impresionantes. Desde la mesa que daba al volcán vi mi primer colibrí. Cómo pueden mover las alas tan rápido??
Parecíamos las más madrugadoras, pues cuando nos íbamos, llegaban todos los huéspedes con cara de sueño. Cogimos a Bego y a Tica y nos fuimos a la entrada del PN. Allí pagamos creo que 10 $ y dejamos el coche en el segundo parking. No vale la pena realizar el sendero (Heliconias) que te lleva del primero al segundo parqueo. Allí no había ni un alma ni un coche. Sabíamos que íbamos a ser las primeras en llegar al volcán por el sendero de Las Coladas. A los 5 minutos de caminar por el estrecho sendero, escuché un ruido cerca nuestro y al mirar había dos pizotes que se alejaban al vernos. Empezamos a caminar y caminar y en cuestión de algo más de media hora llegamos a la colada de lava de la última erupción de 1.992. Una vez te encaramas por las rocas volcánicas llegas a un cartel que dice que más vale que no pases de ahí porque podría ser peligroso. Nos quedamos calladas un rato y nos dedicamos a escuchar la llamada del volcán, que se escuchaba bastante bien: rocas que caían por la falda de la montaña, explosiones. La verdad es que era mágico. Enconces empezarona a llegar parejas y grupos y llegó la hora de marcharnos. Emprendimos el mismo camino de vuelta, en el que vimos a una ardilla enganchada a un junco. Nos dirigimos a patita hacia el mirador que hay pasada la entrada de los senderos. Algo primas si que fuimos porque había un cartel que parecía impedir el paso de los coches, pero cuando llevábamos la mitad del camino, nos pasó un todoterreno de guiris. Total, el volcán estaba medio tapado y las vistas tampoco eran impresionantes. Hubiera sido mejor si hubiera estado destapado. Empezó a llover y fue hora de volver a recoger a nuestra querida Bego. Queríamos buscar otro hotel que nos ahorrara la pista forestal hasta el observatorio a la mañana siguiente. Así que hicimos el check out, nos despedimos del loco del recepcionista, que me echó un discurso de un cuarto de hora sobre Gaudí y Barcelona y me pidió que le entregara un plato con comida caliente al chico que abría la puerta del parque.

No tardamos mucho en encontrar otro hotel, gracias a nuestra inseparable Lonely: Erupciones Inn. Nos hizo un muy buen precio y estábamos también frente al volcán. De hecho, creo que éramos las únicas inquilinas. Estábamos rodeadas de campo vallado con caballos que se acercaban hacia nosotras para que los acariciáramos. Desde allí, queríamos ir a las cuevas del Venado y a la catarata de La Fortuna, pero la encargada del hotel nos dijo que no nos daría tiempo, que mejor fuéramos a la catarata. Y así lo hicimos.

Allí llegamos, bajamos los casi 500 escalones. La bajada bien, la subida con un tormentón fue lo más duro. La verdad es que el salto de agua es impresionante y si no fuera por las lluvias de la noche anterior, quizá el rio no hubiera bajado tan marrón. Lo cierto es que no apetecía mucho bañarse en aquellas aguas, que parecían pantanosas... Más adelante nos explicaron que si el río baja claro, es impresionante bañarse entre aguas cristalinas llenas de peces. Hay que ver como cambian las cosas con el tiempo en este país... La tormenta torrencial empezó a caer cuando ya llegábamos al coche, pero tuvimos que esperar un poco... Al ver que no arreciaba, tras comprar el diario de viaje y liar algun pitillo, fui a recoger el coche bajo la lluvia y lo acerqué a la cabaña de entrada de la catarata. Una pareja catalana se nos acercó. Resulta que habían ido caminando desde La Fortuna y nos pedían si les podíamos acercar al pueblo. Como nos iba de paso y queríamos parar en el pueblo, les llevámos con nosotras. Luego buscamos un bar donde tomar unas cervezas y decidir hotel para Monteverde para el día siguiente.
Un par de Imperiales, primeras páginas de nuestro diario, unos pitis observando la plaza principal de La Fortuna, haciendo tiempo para ir a cenar. Fuimos a Don Rufino, que tiene una barra que da a la calle. Nosotras comimos genial, en la barra de dentro, mientras veíamos como los camareros hacían concursos de cócteles entre ellos. Luego, agotadas, nos fuimos hacia el hotel a dormir.

15 de septiembre de 2009

Costa Rica es pura vida.

Siempre me he guiado por aquella gente que te explica un viaje con pasión, por aquella gente que cuando te narra sus vivencias en otro país lo hace con brillo en los ojos. Y a mi me gusta mucho escuchar... así que Costa Rica prometía ser un destino lleno de nuevas experiencias y lo fue con creces. Allí conocimos la Pura Vida!
Nos íbamos 17 días con la duda de saber si llegaríamos a ver todo lo que nos habíamos propuesto y la verdad es que tuvimos tiempo para todo, aunque cuando estás tan a gusto en un lugar, siempre desearías haber pedido más días de vacaciones...
Primer viaje a Centroamérica con bastante información recopilada, pero decididas a improvisar; pocas reservas anticipadas y muchas ganas de pasarlo bien.
Y así empezó nuestro viaje al país del guaro, los bosques, las olas y la buena gente...

CONSEJOS ANTES DE IR A COSTA RICA
El país de los ticos está totalmente preparado para el turismo, sea mochilero o "más acomodado". Así que no hay que tenerle ningun miedo...
No considero que haya buenas o malas rutas, cadauno se realiza la suya a su justa medida, dependiendo de lo que se quiera ver. Yo explicaré la que hicimos mi amiga Ester y yo, con la que pretendíamos ver casi todo, sin ir agobiadas, sabiendo que sólo teníamos 17 días e improvisar un poco dependiendo de consejos in situ. No hay que negar que tuvimos muchísima suerte en cuestión de tiempo, horarios y anécdotas, de las que alguna explicaré.
Nosotras apenas reservamos nada, solamente los básicos y algun caprichito:
- El avión (evidentemente, cuanto antes se compre el billete mejor). Marchábamos el día 17 de agosto desde Barcelona, haciendo 2 escalas en Madrid y Newark y volando con Continental.
Vuelta: 2 de septiembre a primerísima hora, ya que a causa del cambio horario llegábamos el 3 de septiembre a Barcelona y el 4 teníamos entraditas para mi querido Coldplay.
- Coche reservado a traves de AutoEurope (distribuidor) - Thrifty (compañía). Ellos nos hicieron un precio brutal con gps y seguro a todo riesgo (lunas incluidas). Además nos permitían dejar el coche en cualquiera de sus oficinas en todo el país!
- Reserva de 1ª noche de hotel en Villa Pacandé (Alajuela).
- Reserva de una noche en el Arenal Observatory Lodge, ya que llegar allí es algo complicado como para que te digan luego que no tienen habitaciones libres. Definitivamente, fue genial.
- Reserva de avión de vuelta de Corcovado a San Jose, ya que nos interesaba llegar el mismo día a Tortuguero y al ser temporada baja, había pocos vuelos disponibles. Cada avioneta tiene capacidad de 12 personas... No apto para aquellos que tengan fobia a los aviones...
- Reserva de 3 noches en Fincas Maresia en Bahia Drake. Las críticas eran tan buenas´que no queríamos perder la oportunidad de comprobarlas.

Y así emprendimos nuestro camino a este país que me ha enamorado...